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Máxim Huerta promete su cargo como ministro de Cultura y Deportes del Gobierno de Pedro Sánchez ante Felipe VI. EFE
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El Gobierno ha recuperado un ministerio que la derecha había convertido en un negociado gris

Lunes, 11 de junio 2018

Mientras se sigue todavía discutiendo sobre si la de Màxim Huerta es una buena elección por parte de Pedro Sánchez -una discusión legítima, pero cuyo resultado debe quedar aplazado al momento en que podamos enjuiciar su desempeño-, hay algo a lo que se presta menos ... atención, cuando tal vez sea una de las decisiones de más calado del nuevo presidente: la recuperación del Ministerio de Cultura como departamento autónomo, tras una temporada demasiado larga en la que ha sido un negociado gris y raquítico dependiente de un ministro notoriamente mucho más preocupado por otros asuntos. Una decisión que quizá para alguien fuera inocente, pero que muchos interpretamos como un correctivo a quienes conservaban la funesta manía de crear, una actividad subversiva que la derecha española, con tesón que se ha revelado a la postre nocivo para ella misma, se ha complacido en reprimir, maltratar y hasta sabotear durante años.

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