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Cueva o probeta
Furgón de cola ·
Resurgen las teorías que apuntan a que el coronavirus salió de un laboratorio de WuhanPablo Martínez Zarracina
Viernes, 28 de mayo 2021, 00:33
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Furgón de cola ·
Resurgen las teorías que apuntan a que el coronavirus salió de un laboratorio de WuhanPablo Martínez Zarracina
Viernes, 28 de mayo 2021, 00:33
Vuelve la hipótesis de que el coronavirus no salió de una cueva sino de un laboratorio. En realidad, la hipótesis está aquí desde el principio, ... apuntalada sobre el oscurantismo del régimen chino, especializado en ocultar información y enmudecer críticas. Ni siquiera la OMS, dentro de su errática política de comunicación, parece haber descartado la posibilidad de que el virus saliese de un laboratorio. Y esa posibilidad ha estado siempre en la mesa del presidente de Estados Unidos. A su lado, la otra posibilidad: el virus saltó de un animal a un hombre.
Ahora en Estados Unidos resurgen algunos informes y llegan noticias sobre investigadores del Instituto de Virología de Wuhan muertos por covid en noviembre de 2019. Joe Biden les ha dado noventa días a sus agentes de Inteligencia para que aporten conclusiones definitivas. Lo de fijarles plazos públicos a los servicios secretos es una novedad que igual no está tan motivada por la transparencia como por la biología. Otra ventaja de la gerontocracia: si el presidente tiene 78 años, nadie en la Casa Blanca puede proponerle posponer nada alegando que hay tiempo.
En cualquier caso, lo que la Inteligencia estadounidense sí parece descartar desde el comienzo es que el virus haya sido creado en un laboratorio. El detalle es importante porque una cosa es que en un laboratorio ocurra algo imprevisto, por más grave que esto sea, y otra que ocurra algo planificado. Lo digo porque hay trumpistas y conspiranoicos empachándose de «te lo dije». Son una gente curiosa: edifican teorías sofisticadísimas sobre los cimientos de una visión del mundo ridícula. Sencillamente, hay secretos que no se pueden guardar. Y los casos de grandes escándalos que aportan como pruebas de lo opaco que es todo fueron revelados sin excepción por la prensa. Porque esa es otra. Lo de que los medios ocultan la verdad. Me gusta imaginar a esos periodistas que tienen algún indicio de lo que puede ser la noticia del siglo, una noticia que los llenará de reconocimiento y hará que Hollywood cuente su historia, pero transformándolos en Brad Pitt y Scarlett Johansson, y, tras pensárselo un poco, se dicen que no, que mejor no enredar.
Y se van a cubrir una rueda de prensa oficial sobre el plan de alumbrado de autopistas.
VACUNAS
Imagino que quienes han recibido una dosis de AstraZeneca y prefieren no recibir la segunda de Pfizer, asumen el lío de rechazar una vacuna y el riesgo de aplazar la segunda dosis por puro principio de precaución: no es solo que la EMA recomiende no mezclar, sino que parece lógico querer repetir con una fórmula cuya primera dosis sabes que te ha ido bien. Ayer el lehendakari animó a pasarse a Pfizer con tranquilidad y confianza e hizo bien. Pero sorprende que quienes han organizado el desbarajuste sigan sin aplicar a la comunicación la mitad del esfuerzo que le dedican al barullo. Debería insistirse en que es más importante completar la vacunación que completarla con una u otra vacuna. Pero ¿cómo se recupera la confianza perdida? Piensen que a AstraZeneca se le ha hecho por activa la campaña de desprestigio y por pasiva la de publicidad. Y ahora mucha gente -¿dónde quedan los trombos?- la prefiere.
REDONDO
Iván Redondo se presentó ayer en la Comisión Mixta de Seguridad como un miembro de «la generación de la democracia» y defendió un país «joven, moderno y plural». No fue poesía: es un discurso. Redondo ya lo usaba en 2016, cuando se puso transversal en 'La Tuerka' de Pablo Iglesias y señaló a un político de su quinta al que vería con alegría llegar al Gobierno porque es «una persona preparada, con estudios, con cierta humildad, un buen tío». Eso es: Pablo Casado. «Estaría orgulloso de mi país», dijo Redondo. Hace cinco años. Parecen cinco siglos.
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