![Cuestión de principios](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/201904/30/media/cortadas/bielsa1-kl3-U8077587166OhC-624x385@El%20Correo.jpg)
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El gesto de Marcelo Bielsa ordenando a sus jugadores que se dejaran marcar un gol tras haber marcado ellos uno aprovechando la lesión de un rival ha dado la vuelta al mundo. Este gran ejemplo de 'fair play' ha contribuido a aumentar, más si cabe, ... la ya de por sí enorme curiosidad que el técnico de Rosario ha despertado en Inglaterra desde su llegada, cuando se propuso revolucionar a un club histórico como el Leeds que llevaba años languideciendo en la mediocridad y apenas tardó un mes en conseguirlo.
Hay que tener en cuenta que, desde la polémica expulsión de Rattin en el Mundial de 1966, a la que seguirían poco después las correrías del Estudiantes de la Plata ante el Manchester United en la Copa Intercontinental, los entrenadores y futbolistas argentinos han sido vistos en Inglaterra con una especie de recelo ceñudo y preventivo. Es cierto que las cosas ya no son como antes. A medida que el fútbol inglés ha empezado a ser destino habitual de los profesionales argentinos el prejuicio histórico ha disminuido. Pero no nos engañemos. No se ha disuelto del todo. De hecho, cuando Bielsa tuvo el lío del espionaje al Derbi County ya hubo quienes denunciaron esas malas artes y las asociaron a un gen propio de las tierras australes. Es lógico, por tanto, que una impecable lección de deportividad por parte de un argentino al que además apodan 'El Loco' les parezca a muchos ingleses tan extraño como un mes de febrero soleado.
Supongo que muchos habrán cambiado ahora de opinión. El siguiente paso será que entiendan que Bielsa, un ídolo para los hinchas del Leeds, no podía hacer otra cosa que la que hizo. ¿Se imaginan ustedes a James Stewart pegándole a alguien un tiro por la espalda? ¿O a Gary Cooper huyendo de Hadleyville? Claro que no. Es una cuestión de principios. Un hombre como el exentrenador del Athletic, obsesionado por alcanzar en el juego una perfección inalcanzable, torturado como un héroe griego en ese empeño gigantesco, está condenado también a la integridad. Sin ella su propósito no tiene sentido. Es la suya una estética que implica una ética muy determinada. 'El Loco', en fin, no puede permitir que nada, ni la más pequeña mancha, ensucie el fútbol.
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