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Alguien puede negar que para llevar una vida humana se necesita razonar? Es la única vía para obtener alguna claridad en lo que queremos y en lo que nos pasa. Sólo con lucidez podemos plantear los problemas reales, y tener visos de afrontarlos del mejor ... modo posible. Sin embargo, se dicen y se oyen toneladas de incoherencias y falsedades que debidamente difundidas y consentidas nos alienan y nos incapacitan en una cárcel mental; una sutil y desatendida esclavitud.
Quienes viven en estas celdas y renuncian a pensar, renegando de su condición personal, sostienen ufanos y engreídos las consignas en que están instalados. Un circuito cerrado que no deja replantear ninguna cuestión, pues todo está fijado en esquemas rígidos de percepción y reacción. Para respirar libertad debemos aprender a dudar con método y sin miedo. De este modo, podremos zafarnos de interpretaciones 'indiscutibles' que nos enquistan en un tiempo pasado que no vivimos.
Para hacer posible esta esperanza hay que efectuar algunos cambios en nuestra actitud y en nuestro modo de enfocar la realidad. Se precisa, en primer lugar, que fijemos los hechos y las experiencias en el presente, no en los destellos y reminiscencias que se nos ofrecen de forma reiterada; en unos contextos que se nos escapan. A la suma de modificaciones en este sentido (liberador de manipulaciones) le correspondería un efecto social multiplicador.
Después de este preámbulo, pasemos a nuestra situación política actual. Ahí tenemos nombres propios que considerar. Algunos trabajan a fondo, y desde hace años, por la ofensiva generalizada contra la razón. Todo lo que se puede esperar de ellos son argumentos falaces; a veces son agresivos y despectivos, y en otras ocasiones son abiertamente cínicos y narcisistas (hay ejemplos en todos los partidos políticos parlamentarios, sin excepción). Un panorama detestable y desolador que conduce al fatalismo y a la resignación, pero si nos abstuviésemos de opinar y de votar no dejaríamos resquicio para ejercer nuestros derechos y deberes. Pero también tenemos muestras claras de decencia y coherencia, quizá no sea pertinente dar ahora nombres concretos; nunca se sabe bien los movimientos que se puedan reservar en el tablero de ajedrez.
Dos semanas atrás, Francesc de Carreras publicó una carta abierta dirigida a Albert Rivera. Yo destacaría su respeto hacia él, pero también su sinceridad. Le expresaba que muchos desean seguir reconociendo al partido original Cs y no alejarse de él con melancolía. Esta misma semana, Toni Roldán ha dejado la ejecutiva de Ciudadanos, ha renunciado a su escaño en el Congreso de Diputados (en las recientes elecciones generales fue el número dos de la lista por Barcelona, detrás de Inés Arrimadas) y ha abandonado el partido. Este joven y brillante economista (hijo de los distinguidos economistas Santiago Roldán y Maria Antònia Monés) entró hace cuatro años en Ciudadanos de la mano de su director de tesis, Luis Garicano, y ha mostrado su desconsuelo por la estrategia de confrontación contra Pedro Sánchez, pues les aleja de su proyecto regeneracionista y reformista. Horas después, el eurodiputado Javier Nart dimitía como miembro de la cúpula de Ciudadanos, pero sigue en el partido y en su cargo electo. ¿Cómo valorar estas actitudes? Las tres son aleccionadoras.
Francesc de Carreras no busca nada en la política, es una persona noble y honrada, comprometida con las libertades y la democracia. Le repelen las cortes de aduladores de los líderes. Quizá habría sido mejor que hubiera advertido el peligro cuando Rivera eliminó la componente socialdemócrata del ideario de Cs. Roldán, sólo 36 años, ve la política como lugar de paso y ha mostrado su hondo malestar en apoyar lo que ahora se decide. Por su parte, el veterano abogado y periodista Nart no se corta un pelo y tiene a bien mostrarse tal como es y como piensa. A su edad sabe que la vida da muchas vueltas y no es cosa de abandonar el barco, pero sí la cabina de mando.
Josep Borrell ha abandonado el Parlamento Europeo sin tomar el escaño. ¿Por qué esta jugada? Para atraer votos incautos. No es un comportamiento serio.
Arnaldo Otegi sale por TVE, se chulea al periodista cuando éste le objeta algo (le pasa por satisfacer al energúmeno cual una estrella) y suelta: «lo siento de corazón si hemos generado más dolor a las víctimas del necesario o del que teníamos derecho a hacer». Podrido.
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