Urgente Grandes retenciones en la A-8, el Txorierri y la Avanzada por la avería de un camión

Los vecinos de Lardero se concentraron ayer para apoyar a la familia del niño asesinado el jueves. Lo hicieron en la plaza en la que el pequeño desapareció. Las imágenes del acto transmiten desolación y dignidad. «Los niños son los seres más inocentes de nuestra ... sociedad y tienen derecho a ser protegidos y a vivir libremente en un entorno seguro, feliz y sin miedo», leyó un portavoz. «Cuando esa protección se rompe, la sociedad se rompe también porque hemos fracasado en nuestra misión». Son unas palabras hondas y medidas y vienen de unos vecinos que han visto cómo les mataban a un chiquillo en el lugar donde juegan todos los del barrio. Contrastan con el tumulto que desde el jueves habla a todo volumen de una prisión permanente revisable que está en vigor. Sucede porque hay que aferrarse a algo para soportar un crimen tan terrible como el de Lardero, pero también porque hace tiempo que para la política los ciudadanos no son un listón de exigencia sino un vertedero de pasiones que avivar. Hemos visto a partidos reclutar a padres de víctimas de crímenes mediáticos como otras veces reclutan a toreros.

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Asegurar que la prisión permanente revisable hubiese salvado la vida del niño de Lardero es extraño. Entre otras cosas, porque también fue revisada la condena del presunto asesino cuando se le puso en libertad condicional. Quizá deban mejorarse leyes, controles judiciales o protocolos policiales, pero no debería aceptarse el automatismo de colocar la brutalidad de un crimen, con su peso incontestable, en el platillo de la balanza que supuestamente mide la razón que uno mismo tiene. No se conoce sistema penal -ni por el lado de la severidad ni por el de la clemencia- que desactive la posibilidad de que alguien engañe a un niño y lo estrangule. Sí es posible en cambio vivir en un país en el que la Policía interviene para evitar que un asesino sea linchado y para garantizar que termine frente a un tribunal en un proceso con garantías. Las crónicas de la concentración de ayer en Lardero hablan de políticos que se pusieron en primera fila y de otros que se colocaron con discreción entre la gente. El silencio es una buena opción si del asesinato de un niño te interesa más el clamor que la víctima. Si en un momento así solo piensas en sacar ventaja.

G-20

Presente y futuro

Los líderes del G20 lanzaron ayer una moneda a la Fontana de Trevi y acordaron después mostrarse dispuestos a esforzarse por intentar limitar el calentamiento global a 1,5 grados. Lo primero fue un triunfo sobre esos carabinieri severísimos que hay en la Fontana y a los que no les gusta que los turistas les organicen líos raros. Lo segundo fue un triunfo perifrástico sobre anteriores negociaciones y el preámbulo de la Cumbre del Clima que comienza hoy en Glasgow. El futuro de la humanidad está en juego: vamos a oírlo mucho. Y veremos cómo se enfrentan a la reducción de emisiones los mismos gobiernos que ahora mismo están quemando carbón por todo lo alto para sobrevivir a la crisis energética. El presente de la humanidad es contradictorio y oportunista. Mark Zuckerberg explicaba el otro día que lo de duplicar el universo, llamarlo Metaverso y ponerlo todo a su nombre es en el fondo una forma de contaminar menos.

La Palma

Vistas al fuego

Crucificamos a Reyes Maroto por aquello de que «el espectáculo maravilloso del volcán» sería un reclamo turístico. Y el volcán ha sido un reclamo turístico en el puente. Llenazo en los hoteles de La Palma y los visitantes explicando que también quieren ayudar a la economía de la isla. Lo vio venir la ministra. De todos los turistas posibles, no son los peores aquellos dispuestos a hacer cola para ver un fenómeno geológico. Entre ellos, muchos canarios. Normal. Toda la vida entre volcanes y vas a perdértelo cuando uno entra al fin en erupción.

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