Convoy y carpetazo

Ya lo verán: no tardará mucho Trump en burlarse de la huida de Trudeau ante el empuje de los camiones. Las protestas antivacunas canadienses mezclan como es habitual intereses y malestares, pero el 'Convoy por la Libertad' apesta a libertarismo trumpista, con su inconfundible mezcla de furia y desvarío. Las mismas redes sépticas en las que se espera la resurrección de John John Kennedy aseguran que Justin Trudeau es en realidad el hijo secreto de Fidel Castro. Yo tampoco sé qué ha pasado para que gente así llegue a tener influencia en la realidad. Pero en Canadá los camiones han pasado de bloquear la capital a intentar bloquear puntos de la frontera. Y los camioneros sustituyen ya a Djokovic como símbolo internacional de la revuelta. La revuelta es un poco contra las vacunas, otro poco contra las restricciones y también, ya puestos, contra el nuevo orden mundial, que es una conspiración secreta y planeadísima que parece funcionar en cada sitio a su manera.

Lo digo porque a seis mil kilómetros de Canadá, en Dinamarca, hoy mismo se levantan todas las restricciones contra el covid. Vuelve la vida tal y como era «antes del coronavirus». Así lo ha anunciado la primera ministra Frederiksen. El covid sigue contagiando en el país, pero creen que con las vacunas la situación es controlable y ya solo puede mejorar.

Rafa Nadal es un deportista extraordinario y un símbolo problemático. ¡Triunfa demasiado! Y lo hace mostrándose como un agonista inquebrantable. El domingo su fortaleza mental terminó transformando al pobre Medvedev en un personaje de Dostoievski. Eso merece toda la admiración, pero también un poquito más de temor. Es que luego ves a los políticos, o a los emprendedores, o a los comunicadores, utilizando a Nadal como metáfora constante de no se sabe qué, y da todo mucha cosita. A ver si va a ser sospechoso en términos de sacrificio no esforzarte hasta ganar épicamente tu vigesimoprimer torneo del Grand Slam. Son mejores los dioses imperfectos. Miguel Ángel Jiménez, el golfista de Churriana al que apodan 'El Pisha' y compite fumándose un puro mientras incluye el Rioja en sus planes nutricionales, acaba de ganar un torneo en Hawai. Lo digo por si puede servir también como modelo. Para que haya donde elegir.

¿Cómo escuchar lo que dice Pablo Casado en Castilla y León? Si a sus espaldas transcurre el ciclo de la vida, desde el alumbramiento animal hasta la curación postrera de los fiambres, pasando por la cotidianidad estabulada o los mugidos apasionados de la procreación tras el cercado. Casado, que ayer apareció en un secadero de jamones, recorre Castilla y León llevando tras de sí un espectáculo maravilloso de vanguardia existencial. Es como si le proyectasen un wéstern que hubiese rodado Terrence Malick, pero sin vaqueros, solo con vacas.