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Es curioso. A los actores no les gusta nada que los encasillen en su profesión. Sin embargo, a la hora de interpretar un rol de cara a la sociedad, casi todos (aquí y en Hollywood) se pelean por el mismo personaje, el del ciudadano comprometido ... con los más desfavorecidos, feminista a rabiar y altamente concienciado con el medio ambiente. Es un papel que dominan con maestría, y de ahí no hay quien los mueva un milímetro. Da igual que luego en su vida privada se comporten como excéntricos magnates y se casen, por ejemplo, en las Bahamas (ahí sí, a puerta cerrada), porque luego, en cuanto huelen que una causa está de moda, adoptan el rol de activista desharrapado, de hijo del pueblo, incluso de líder rebelde dispuesto a guiar a las masas, como si quisieran interpretar en la vida real ese papel épico, redentor y definitivo con el que todos sueñan en la ficción. Y hay que reconocer que lo bordan. Otra cosa es la credibilidad que debamos concederles...
El extraordinario actor Josh Brolin, por ejemplo, gran activista y reivindicador de los derechos de las minorías, para mí ha perdido muchos puntos después de saber que no solo ha sucumbido a la absurda moda del bronceado anal, sino que se la ha tomado tan al pie de la letra que ha llegado a sufrir serias quemaduras en el «agujero de apretar», como él lo llama. Y encima está cabreadísimo con los promotores de semejante tendencia. En fin, creo que Brolin se pone mañana al frente de una manifestación y yo, por muy justa que sea la causa, no le sigo.
Es como lo de Will Smith cantando una nana a los sin techo de América y pasando la noche al raso con ellos... Poco antes de ir a recuperar el sueño perdido a su mansión de Malibú de más de 2.300 metros cuadrados y 26 millones de dólares. Como si él no fuera uno de los principales beneficiarios del asimétrico sistema capitalista que ha marginado a toda esa gente. Que sí, que todos somos incoherentes y que está bien que las celebridades pongan el dedo en la llaga de las injusticias. Pero hasta ahí. Sin olvidar que la principal causa de un actor es su imagen. A mí me encantaría ver el papel que interpretan en el día a día, cuando huyen de las cámaras. Más que nada, para no encasillarles.
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