Diego San José es un farsante. Lleva años por ahí, con su compinche Borja Cobeaga de guionista de comedia, cosechando éxitos y risas como 'Superlópez', 'Pagafantas', 'Ocho apellidos vascos' o 'No controles' y, a poco que te fijas, escondiendo en esas comedias mensajes subversivos, zarpazos ... de realidad que, con el jarabe del jijí jajá, camuflan una inteligencia y una percepción de la realidad española que sólo cuando repiensas sus historias eres capaz de ver.

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Lo hizo en 'Superlópez' cuando el Jonathan Kent patrio que era el papá del superhéroe le recomendaba a su hijo no utilizar nunca sus poderes porque «en España está mal vista la gente que destaca». Podía ver a mi padre, cuando pensaba que me iba a tocar hacer la mili, diciéndome: «Hijo, tú allí, ni el primero ni el último». Era una peli de un superhéroe torpe, pero ahí estaba el mensaje del eterno complejo español por ser demasiado brillante, o lo que sea.

Lo hizo en 'Ocho apellidos vascos' obligando a enamorarse a una de las muchas dos Españas que es esta España, obligando, además, a unos y a otros a reírse de su caricatura, del seis y del cuatro que todos tenemos del carácter de cada una de esas regiones.

Lo hizo, esta vez algo más evidente, con doble salto mortal, en 'Fe de etarras', aquella historia de un comando de ETA encerrado en un piso franco esperando una llamada que nunca llega para cometer un atentado y cuyo dilema acaba siendo si animar o no a la selección española en el Mundial de Sudáfrica.

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En esa película ya estaba Javier Cámara y Diego, esta vez sin Cobeaga, ha decidido contar con él para su trilogía seriada: 'Venga Juan', 'Vota Juan' y 'Vamos Juan'. Cámara y San José han creado en estos capítulos un tríptico tan demoledor, tan real y tan divertido a la vez de lo que es un político español... De nuevo simulan que son caricaturas, y así nos presentan a su personaje, un tipo de Logroño patético y ambicioso pero de buen corazón que cierto día recibe la oferta de su partido de convertirse en su muñeco. Le harán alcalde de Logroño si admite no opinar, repetir únicamente las consignas que le den y dejarse meter la mano por detrás en todo momento. Y, por supuesto, Juan dice que sí.

Así empieza Diego su peligrosa serie, con una broma que escuece a quienes aún creen en las ideas como motor para salvar el mundo. Luego todo va a peor, a más descarnado y a más gracioso cada vez. A no saber si te estás muriendo de pena o de risa. No cuento más porque la trilogía de Juan merece ser descubierta por cada uno de ustedes, pero les invito a que la vean. Lo van a pasar bien, es comedia, o eso dice que hace el tal Diego San José.

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