¡Vengadores, reinventaos!

Casi todo empieza con Frank Miller, esta historia también. La primera vez que leímos 'Born Again' entendimos, de repente, que nos habíamos hecho mayores, hablo de mí y de los niños que leíamos tebeos. Y, con nosotros, habían crecido nuestros personajes favoritos. Igual que las pinturas de Altamira, siendo fascinantes como reflejo de nuestro pasado, hoy tienen el aspecto de que podían ser hechas por un niño (el niño que éramos en aquella época los Homo Sapiens), de repente las aventuras de Daredevil (Dan Defensor para aquellos niños) anteriores a 'Born Again', esas peleas contra personajes ridículos como 'El Matador' nos sonaban a dibujos de Altamira, ya no podríamos verlas de la misma manera, ya habíamos visto el 'Guernica'…

Por eso, cuando llega Millar tras Miller (no he podido evitar el jueguito) y escribe 'Ultimates', aún sigue siendo una práctica fascinante, en no tantas páginas convierte en adultos a todos los miembros del grupo más poderoso de La Tierra. El Capi es la integridad; Stark, la lucidez, con la amargura que ella trae consigo; Furia, el orden; Hulk, el caos; Thor, la mística, Viuda es la renuncia y Hank… Hank es esa parte del ser humano que convierte al héroe en merecedor de la paliza mejor dada de la historia de los cómics.

Tras esta historia ya nada volvió a ser igual. Esto, paradójicamente, hace aún más interesantes los personajes nacidos de la cultura popular: Spiderman, Batman, James Bond… Han sido renovados, revisitados, reescritos una y otra vez impidiendo, salvo que seas un poco cerril, hablar de si un personaje es mejor o peor que otros porque realmente de lo que se puede hablar es de cuál de ellos ha estado en las mejores manos. Con Batman en las manos alguien puede hacer esa cosa con pezones de la que no hablamos o 'El Caballero Oscuro'. Porque Batman no es más que la arcilla sobre la que actúan cine y cómic con mayor o menos fortuna.