El otro día consulté en internet quién había dicho eso de que la vida es como un libro. La principal referencia que encontré fue una frase atribuida a San Agustín: «El mundo es un libro y aquellos que no viajan solo leen una página». Al ... detectar el inconfundible aroma del café automotivacional, intuí, como luego confirmé, que esas palabras no las había pronunciado el célebre filósofo. En cualquier caso, el error en la atribución es intrascendente porque la verdad ha dejado de importar. La cita, además, tampoco me convence. Estoy segura de que vivir con intensidad no tiene por qué estar vinculado a los grandes desplazamientos; tampoco creo que viajar nos haga necesariamente más cultos. Los viajes son productos de consumo y están tan imbricados en nuestra articulación social como la comida rápida. Habrá quien viaje y aprenda mucho y habrá quien viaje y no aprenda nada. La modernidad facilita las dos variables.
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