El sábado por la mañana salí de casa decidida a renovar los utensilios de limpieza. Fui a una ferretería de mi pueblo y compré una escoba y una fregona y sus respectivos palos; también un cubo escurridor y, ya puestos, un molde para bizcochos. Medio ... acatarrada, agobiada por una serie de problemas y bajo una temperatura anormal, llegué a mi casa haciendo malabarismos con la compra. Se da la circunstancia de que la Banda Municipal de Llodio ensaya cerca de donde vivo. La casualidad quiso que cuando abría yo el portal la banda se entregara a un allegro victorioso, medio épico. Lo recibí como un melódico mensaje de ánimo. Pensé, no por mi escena en el portal, que la cotidianidad encierra mucha épica, que cada día se levanta de la cama una legión de personas que debe enfrentarse a situaciones muy complicadas: hospitales, duelos, temores. Esas personas encarnan una heroicidad discreta y merecen las más gloriosas epopeyas musicales.
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