Mi madre, desde su pueblo, me dijo ayer que iba a ver una obra de teatro. Le pregunté quién participaba en la misma y me explicó que la mujer del farmacéutico, la de la tienda, el marido de una amiga, un maestro jubilado. Conozco el ... pueblo, de pocos habitantes, y sé que esas mismas personas presiden asociaciones, organizan los carnavales, y la semana cultural, atienden en el consultorio médico, venden queso de sus cabras, reparan el tejado o arreglan el ordenador, dan clases de música, pasean a los ancianos. En las sociedades pequeñas, cierta clase de militancia hace que la mayoría de los vecinos desempeña varios papeles a la vez: quien te pone una cerveza puede ser el entrenador del equipo local de fútbol y el encargado de la biblioteca. Sucede como en esas películas en las que los mismos figurantes aparecen en más de una ocasión: puede que vayan cortas de presupuestos, pero, a menudo, resultan encantadoras, y elevan a arte el voluntarismo.

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