Ya he contado en alguna ocasión que, nacida en Barakaldo, soy hija de emigrantes. Vino mi padre a trabajar, después al casarse, vino también mi madre, y, del mismo modo, aquí se establecieron y formaron su familia otros tíos y tías. Con el tiempo, por ... distintas razones, algunos regresaron a su tierra de origen y otros nos fueron dejando. Mi madre pasa largas temporadas en Ronda y a día de hoy no tengo ningún familiar en Llodio. Es como si hubiera emigrado yo, ahora, a otro país; como si me hubiera ido a Londres, por decir algo, pero no me he ido a ninguna parte ni tendría a dónde volver: esta es mi tierra; sin embargo, pienso que esta situación, que seguro es compartida y por eso la cuento, cierra el final de un proceso migratorio que empezó cuando tantas maletas se abrieron, como interrogantes, en Andalucía, Galicia, Castilla y León o Extremadura.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.