El pasado fin de semana no pude asistir a ninguno de los actos que celebró el Centro Andaluz de Llodio para conmemorar el Día de Andalucía, pero hubo una época de mi vida en la que esa cita fue ineludible. Se celebraba un lunch, se ... recibía a las autoridades y se cantaba el himno con solemnidad suficiente. Mis padres solían estrenar ropa; yo, que formaba parte del grupo de baile de la casa, estrenaba, junto a mis compañeras, alguna coreografía.
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Durante la década de los ochenta y los noventa, el centro siempre estaba lleno. Actualmente, hay menos socios. Algunos emigrantes volvieron a sus pueblos de origen; otros, fallecieron. Sé que si ahora las casas regionales ya no representan un punto de encuentro es porque el proceso de integración finalizó con éxito; sin embargo, evoco con melancolía aquellos domingos tan alegres en los que nuestros padres reivindicaban, orgullosos, de dónde venían.
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