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Algunos días el tiempo se vuelve extraterrestre. Es por los cirroestratos. Extienden su capa gris perla y la luz se extraña de sí misma. Entonces lo más perfectamente vulgar se vuelve raro. El sol es un halo fantasma que a veces se funde. Las sombras ... se diluyen hasta el punto de que todos los transeúntes son Juan sin sombra. Esos días tengo la sensación de estar en otro planeta, un planeta donde el clima es así habitualmente, obligando a la población de colonos terrícolas a tomar antidepresivos para contrarrestar el efecto de la luz pálida y opresora. Esos días me pregunto si nacerán sobre la tierra (sobre la Tierra) cielos nuevos e inhóspitos a causa de los cambios que vamos imprimiendo en los equilibrios que forman la vida y la protegen.
El 30 de septiembre la Asamblea General de las Naciones Unidas celebró la Cumbre de la Biodiversidad. «Se avecina una emergencia planetaria impulsada por la doble amenaza de la crisis climática y el colapso de la biodiversidad, que amenaza a las personas y a nuestro mundo. Estamos en guerra con la naturaleza y la naturaleza está contratacando», dijo António Guterres. Es una buena forma de decirlo y el coronavirus, una buena prueba. Desde 1970, la fauna vertebrada salvaje se ha reducido en un 68%. La mayor extinción masiva de especies desde la que marcó la desaparición de los dinosaurios está teniendo lugar ahora, y la estamos provocando nosotros (nuestro 'estilo de vida' acaba con la vida). Los bosques boreales, a los que se predecía una próspera expansión como efecto del cambio climático, mueren por la contaminación que produce la industria minera, y el CO2. que iban a capturar, atemperando algo los efectos del calentamiento, acabará en el aire junto al que surgirá como resultado de su muerte.
Nos fascinan los planetas que podrían albergar vida, que pudieron albergar vida, pero se diría que estamos ciegos al complejo y magnífico orbe de vida del que somos parte. Se busca vida en Marte. Venus ha recuperado recientemente algo de su antiguo interés desde que sabemos que hay alguna posibilidad de que floten en su atmósfera organismos microscópicos. Son mundos que acaso un día perdieron las condiciones para parecerse a la Tierra, pero la Tierra también está perdiendo esas condiciones a través de una paradoja que parece el argumento de una novela de ciencia ficción: una forma de vida que ha surgido de la biosfera terrestre está alterando las condiciones de la biosfera terrestre. Es un suicidio colectivo, y una especie más inteligente que la nuestra podría estudiarnos con horror y asombro, o tal vez con honda curiosidad intelectual e insuperable indiferencia.
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