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La semana pasada, un hombre no pudo contenerse y apedreó los cristales de la oficina de Naturgy, la compañía eléctrica, en Vigo. Me encantan este tipo de historias entrañables en el límite de la comedia vecinal. Es la vida sin más, a ras de suelo, ... con su eterno vaivén. El hombre abrió el buzón, vio la factura de la luz y perdió el control. Uno asiente de un modo natural ante este tipo de cosas, ¿qué te voy a contar? Es difícil no ponerse de su lado. De hecho, sientes que podrías haber sido tú.

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