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Sáhara, el gas y 1975

Sáhara, el gas y 1975

Los hechos demuestran que, en su confiado y arrogante cálculo, Sánchez se equivocó

Lunes, 13 de junio 2022, 00:04

Aunque no diga nada a favor de él ni de la sensibilidad política que pretende representar, resulta obvio que Sánchez ha subestimado el poder, la inteligencia y la dignidad del mundo magrebí. Ha pensado que podía torear a los marroquíes y a los argelinos como ... torea a los partidos que sostienen su Gobierno, ninguneándolos primero y calmándolos después con indultos y excarcelaciones; mandando espiarlos y entregándoles luego la cabeza del CNI; votando contra ellos en las Cortes y con ellos en los parlamentos autonómicos… Con esa táctica del 'te doy y te quito', albergó en España al líder polisario Brahim Ghali contentando a Argelia pero enfadando a Marruecos. Con ese mismo espíritu lúdico, intentó calmar a Marruecos más tarde entregándole el Sáhara, pero enfadando a Argelia, a la que trató luego de apaciguar entregándole a Mohamed Benhalima, el exoficial crítico con la corrupción en el ejército de ese país, a sabiendas de que iba a ser torturado y condenado a muerte. La manera que tuvo Sánchez de desdeñar y minimizar el enfado argelino durante su intervención en el Congreso de Diputados sólo unas horas antes de la ruptura oficial del Tratado de Amistad que firmó con España ese país norteafricano hace dos décadas es bien sintomática de esa subestimación a unos socios a los que el presidente considera manejables, volubles y poco sólidos.

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