La canción: «Ella se fue con un niño pijo, en un Ford Fiesta blanco y un jersey amarillo». Nunca he tenido claro si el jersey amarillo de 'Sufre, mamón' era del niño pijo o de ella. La canción de Hombres G sigue, el Ford Fiesta ... deja de fabricarse, aunque el que permanecía ya era diferente del Ford Fiesta del pijo. Igual que López Miras recrimina a Vox fetichismo de sillón, muchos gastamos fetichismo de coches. De los de antes. Como el Mehari, que ahora es una cosa redondeada. Por suerte, tenemos el poema de Carmen Camacho: «Haberme dicho, amor, en tus cartas cibernéticas, que el descapotable ese del que me hablabas y me jurabas -qué cara tienes- aparcar en mi puerta, las vecinas pendientes, yo arreglada, haberme dicho, leche, que ese coche era como tú, un amasijo de risas, una cosa sin revisar, sin puertas, sin cadenas, sin ventanas».
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La nostalgia del Ford Fiesta no es por un coche que no echamos de menos, es por cuando no nos dolía todo.
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