Hace unas semanas, una amiga me señalaba un ático en París y me decía que ahí vivía Catherine Deneuve. Es el tipo de conocimiento que necesito. Una vez se cortó el pelo. Un hito. Fui a una peluquería fina de Murcia y la chica me ... preguntó cómo quería el corte. Le dije que como Catherine Deneuve. «¿Quién es esa?», saltó. Da igual. Corta como lo llevo. Cuatro dedos. La actriz francesa cumplió ayer 80 años. Mi amiga me ha contado que una vez ella y su madre se la encontraron en una tienda y las miró como si fueran dos ratas. Es una estrella. Será por eso el cliché de fría. Quizá por eso en Meryl Streep se destaca lo amable que es. Que solo ha pedido venir en avión privado. Es todo lo sencilla que a mí me gustaría ser. Durante la promoción de 'Bernardette', su película sobre la mujer de Chirac, 'Paris Match' le preguntó cómo celebraría su 80 cumpleaños. «Eso no me interesa». Vale, es una excusa para hablar de la Deneuve. Aunque no se necesite.
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