El Euromillones del viernes: comprobar resultados del 31 de enero

El otro día pensé una tontería. Pensé que Putin no debe de ser capaz de disfrutar de la música. Le gusta que bailen a su son, eso sí. Dijeron que le gustaban los Beatles. Que cuando era espía cruzaba fronteras para conseguir sus discos. Pero ... no creo que ahora sepa valorar la belleza y elevar su sentimiento al escuchar notas o letras bonitas.

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Y a Hitler le gustaba Wagner. Pero creo que era una música que tan solo le encajaba de fondo, proyectándose a sí mismo con tambores de guerra.

Contemplar el arte eleva el espíritu. Nos hace mejores. Y, al contrario, cuando uno tiene su entendimiento cerrado, sus sentimientos más puros se ciegan. Cuentan que un oficial nazi se dirigía hacia el cadalso y en el camino atravesó un jardín donde había una hermosa flor. Se detuvo ante ella y pareció admirarla. Sus guardianes pensaron esperanzados que su demonio se había aplacado. Instantes después, el nazi pisó con rabia la flor. Y siguió caminando hacia la muerte. La Belleza luchó contra el Mal y perdió. Ahí se demuestra que son incompatibles

De ahí que debamos educar y aprender a valorar el Arte. Y eso se hace aprendiendo a superar la frustración. La Belleza se contempla con paciencia y muchas veces, en silencio (aunque sea música). Lo digo porque quizá ahora la gente está acostumbrada al disfrute rápido por impulso. Y al 'si no me gusta, paso de canción'. Pero hay cosas -y personas- que solo se aprenden a disfrutar con el tiempo, con cariño, con dedicación. Es una inversión de la que puede depender, al menos indirectamente, la paz del mundo. Porque me cuesta mucho pensar que quien sepa disfrutar de la Belleza en silencio… sea capaz de ir a la guerra.

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