A mirar el cine me enseñó Rodrigo Cortés. No tanto a ver las historias y decidir si son o no verosímiles como a mirar de verdad el cine y descubrir las intenciones del director más allá de esa primera lectura básica que hacemos.

Publicidad

Por eso, ... cuando me convocó en un pase privado, fui a ver 'El amor en su lugar' con esos ojos que el propio director me había prestado en su día para ver cine. Lo que me encontré fue algo que superó la emoción de ver que mi amigo había conseguido sacar adelante una película más luchando por su libertad como creador frente a los cheques que te la compran, te la invaden y te la despersonalizan en pro de aquello que el algoritmo piensa que es lo que el público quiere ver. Lo que me encontré fue puro cine.

Le aseguro que no les desvelo nada de la trama si les cuento una escena, solo una de las muchas escenas en las que Rodrigo Cortés marca la diferencia entre emoción y exhibicionismo sentimental en 'El amor en su lugar'.

En un momento de esta película la protagonista, que está viviendo una tensión irrespirable a la vez que trata de entretener y hacer reír a un público que tiene todos los motivos para llorar, sale al patio del edificio del teatro a gritar toda su impotencia donde nadie pueda oírla.

Publicidad

La escena es dolorosamente más larga de lo que cualquier editor ansioso de ritmo habría consentido y, sin embargo, dura lo que tiene que durar para que ese dolor te llegue a ti como espectador. No se habla y, sin embargo, se está diciendo tanto y tan terrible que, en posteriores visionados, he tratado de adivinar por qué me afectaba de una manera tan real, tan mía siendo suya.

Lo que he descubierto viéndola después es que Rodrigo Cortés, a pesar de que sería lo más eficaz, no saca jamás de manera directa el rostro de la actriz sufriendo. Son escorzos, movimientos muy sutiles. Con un solo plano frente a su cara habría conseguido el fogonazo, pero él prefería la verdad.

Publicidad

Por eso, porque él siempre va más allá, ha hecho una película sobre un gueto que habla de actores, una película con canciones que habla del dolor y una película de amor que habla de supervivencia. Por eso el público sale de ella necesitando ordenar sus sentimientos, necesitando procesar todo lo que ha vivido. Porque Rodrigo no le explica dogmáticamente lo que tienen que sentir, les hace vivirlo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad