En cualquier parte puede encontrarse algo bueno. En una película 'regu' como 'Red 2', el personaje de Anthony Hopkins dice algo que me ha inspirado este artículo. Las películas 'regu' se convierten en buenas si, al menos, sacas de ellas algo que te hace ser ... mejor o tener algo más claro. Sucede así: Bruce Willis encuentra a Hopkins, que se ha encerrado durante años para tratar de despejar una fórmula química. Hopkins le cuenta que lleva todos esos años tomando drogas para anular la memoria a corto plazo como método para no despistarse de su objetivo. Y aquí es donde el click sonó en mi cabeza. Nunca antes había visto tan bien contado cómo lo inmediato y lo transcendente eran no sólo distintos sino incompatibles. En mi mente aparecieron las sensaciones vertiginosas de cada día cuando me pongo a mirar los TT, escucho las noticias que mañana serán papel mojado y no pienso en el tiempo y en el desgaste emocional que dedico a globos sonda que, como decía Billy Wilder en 'Primera plana, al día siguiente sólo sirven para envolver un pescado muerto.

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Vivimos en la prisa. No necesitas superpoderes si consigues distancia, paciencia y calma mientras los demás corren a tu alrededor persiguiendo zanahorias atadas a un palo que sale de sus cabezas. Lo piensa Nefaria en esta magistral obra y lo afirmaba el Joker cuando contaba, en 'El regreso del caballero oscuro', la terrorífica historia del perro persiguiendo un coche: «¿De verdad tengo pinta de tener un plan? ¿Sabes qué soy? Un perro que corre tras los coches. No sabría qué hacer si alcanzara uno. Actúo sin más. La mafia tiene planes. Los polis tienen planes. Gordon tiene planes. Ellos maquinan. Maquinan para controlar sus pequeños mundos. Yo no maquino. Intento enseñarles a los que lo hacen lo patético que es que intenten controlar las cosas». Aunque en realidad, como tantas veces, el malo sólo trata de forzar tu empatía para que acabes haciendo aquello que él quiere y que no haría jamás. El Joker, como Nefaria, jamás correría detrás de un coche si puede conseguir que tú lo hagas por él y, desde luego, él sí sabría qué hacer cuando pare, y se ocupará de que tú no lo sepas.

Vivo en una zona en la que no es difícil encontrar a políticos, grandes empresarios y famosos de la tele sentados en las terrazas disfrutando de una cena entre risas, a veces me ha pillado mirando mi móvil y viendo cómo uno de esos personajes que se solazaba en la terraza era TT porque un montón de personas elogiaban o criticaban algo que había dicho. Mientras los que perseguimos zanahorias nos enzarzábamos en mordiscos al aire, él pedía otra de calamares. Nosotros, los perros; él, el coche.

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