No me deja de fascinar el poder de las palabras, no hace falta que les cuente que me encanta encontrar palabras en otros idiomas que consiguen resumir en un solo vocablo sentimientos complejos que, en castellano, necesitan de una frase completa para acercarse siquiera a ... su significado. Si han leído mis libros, sabrán de lo que les hablo. Por eso estoy fascinado con la palabra 'tsundoku', un término japonés que habla de la tendencia a comprar más libros de los que nos vamos a poder leer en mucho tiempo e irlos acumulando en nuestras estanterías.

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Desde que conozco la existencia de la palabra, de manera mágica, sé que pertenezco a un grupo social, con lo que nos conforta lo gremial, y, sorprendentemente, he dejado de sentir la punzada de la culpa cada vez que salgo a husmear en las librerías y vuelvo a casa con un absurdo número de libros que han llamado mi atención y han extraído mi dinero.

Y digo que no me siento culpable porque creo que acumular libros, fumar, desayunar torreznos o dar consejos son acciones que realizamos por esa necesidad que tenemos de sentirnos inmortales, de que nada va a poder con nosotros, de que la posteridad somos nosotros.

Hay libros que se compran por 'completismo', otros por el deseo de afrontar un reto intelectual, algunos por simpatía, otros muchos por si acaso y bastantes más, por el puro placer de poder decir que lo tienes cuando alguien los nombra de repente en una conversación.

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Es, si quieren, irracional e infantil, pero el placer de contemplar tu biblioteca y ver los lomos coloreándola es una sensación similar, para quien ama los libros, a la que experimenta el que colecciona botellas vacías de cervezas de todos los países.

Escrito todo esto, me falta una palabra que resuma de manera precisa el placer de poseer objetos que amamos aunque sepamos que no vamos a usarlos, aunque más de alguno pensará que ya se llama síndrome de Diógenes.

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Acabado el artículo, ¿se han dado cuenta de las vueltas que he dado para justificar mi vicio? Espero que me lo disculpen. Ahora me voy de librerías.

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