Nos estamos liando. No va ahora la vicepresidenta y dice que cambiemos el nombre de Patria por Matria… Y encima, mentando a Unamuno. Digo yo que ahora, por equiparar, tendríamos que hablar de la Padre Matria.

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He oído también que igual estuvimos llamando muchos años ... erróneamente a un servicio militar que denominamos 'mili', cuando la deberíamos haber llamado 'Pili'. Pues igual…

Pero reconozco que hay algo del término 'Matria' que me resulta atractivo. Toda vez que se menciona la palabra 'madre', a mí como que se me alegra la frase. Es verdad que el concepto madre engloba esas ínfulas de acogimiento, de unidad, de cuidado, que la vicepresidenta citaba.

Pero creo que la batalla terminológica en la que nos estamos enzarzando está muy lejos de la guerra que realmente debería ganarse. La de la cultura, la historia, los valores. Hay que empezar desde muy pequeños a aprender que el lenguaje como patrimonio (o matrimonio) histórico -aunque deba ser cambiado en algunos términos- no ha de responder a ninguna preminencia real de un sexo u otro. Es probable que esta cuestión sea algo que en muchos sitios del Norte tenemos más claro porque el matriarcado siempre ha primado, y hemos visto desde la cuna la figura maternal, o sencillamente femenina, como nuestro pilar más inamovible. Más necesario.

Quizá hay que invertir más en educar en valores: cuando alguien aprende la verdad de las cosas, ya sabrá que ser machista lleva intrínsecamente asociado ser un ignorante. Quizá deberíamos primar el enseñar -y aprender- a diferenciar, sencillamente, lo que está bien y lo que está mal. Quizá la clave está… en dar más criterio que lecciones.

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