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Moras y ortigas

Moras y ortigas

Es una tragedia que un niño tenga que desintoxicarse del mundo de los videojuegos

Viernes, 17 de septiembre 2021, 00:09

A veces tengo ataques de pequeñas nostalgias. Son cosas volátiles, sin identidad, pequeños detalles que quedaron por el camino con la prisa de los descubrimientos y que, de pronto, el misterioso orden neuronal levanta del olvido y vuelve a ponerlas en el camino. En el ... pueblo donde pasábamos el verano, los niños investigaban la naturaleza y descubrían por sí mismos cómo picaban las ortigas, el olor a anís del hinojo silvestre o la lenta ascensión de un caracol al que alguno le iba a robar la conquista. Comíamos moras y evitábamos las bayas desconocidas, nos pelábamos las rodillas y construíamos chozas en cuyo interior se recreaba la fantasía de cavernícolas, romanos, o vikingos. Nuestros padres nos proveían de lo esencial y nos abandonaban en su justa medida. Había un espacio entre la tutela y nosotros que quizás pudiera ser lo más parecido a la libertad de elegir, de rebelarse, o de continuar con lo previsto.

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