La mesita de Putin

No sé si existía en la sala un sistema de megafonía que facilitara la escucha, pero el señor Putin, medio desmayado en su butaca mostrando comodidad, con cara de pocos amigos y mirando con sus ojos de hielo a Macron, componía una escena de película de terror. El francés, que no había sido recibido por ninguna autoridad rusa en el aeropuerto, intentaba remontar la intimidación con su habitual sonrisa. Mantuvo el temple como si el terrorífico mueble fuera una mesa camilla, pero el mundo entero comenzó a temblar.

Las redes sociales llenaron su ventana de memes cómicos en los que el espacio entre ambos mandatarios se rellenaba con cosas disparatadas. Pero ayer el presidente Biden aconsejaba a los norteamericanos que residen en Ucrania que abandonen el país «ya», y añadía que están ante uno de los ejércitos más grandes del mundo. He mirado a qué distancia me encuentro del goloso país. 3.500 kilómetros.