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Estaba yo dando vueltas por la red de redes (o sea, la Red) y, por cortesía de los algoritmos correspondientes, se me apareció este titular: « ... La gente no vota a los extremos porque sea malvada, lo hace porque sufre». Lo ha dicho Jean Baptiste Andrea, último premio Gongourt, en una entrevista. Los algoritmos saben que me interesa más lo que diga un escritor que, en general, lo que diga un futbolista, porque a un buen futbolista da gloria verlo correr por el campo haciendo lo que sabe, pero en general los escritores tienden a decir cosas de mayor interés. En este punto, se podrían ir acumulando las excepciones y las objeciones, especialmente abundantes en nuestros días, cuando los escritores son tan numerosos como las arenas del desierto y las muchachas de 20 años pueden tener varios libros publicados aunque no sean Rimbaud. Habrá muchos escritores, por tanto, al ser tantos, que dirán melonadas. Pero aquí lo que tenemos es una frase, la de Jean Baptiste Andrea, que ciertamente llama la atención.
¿Es un buen escritor Jean Baptiste Andrea? Tampoco vamos a entrar en este tema. Es una buena frase de Jean Baptiste Andrea. Un buen titular. Se ha dicho de otras formas, pero esta toca la raíz sintiente del animal humano, el dolor que aviva las llamas de la desesperación y de otras emociones poco constructivas. Nos hace ver el dolor que no brota de la naturaleza como sí lo hacen la enfermedad, la vejez y la muerte, sino el que usa para construir el edificio social, el que forma parte del modo en que la sociedad humana se organiza y funciona. Como el dolor de esas dos mujeres barcelonesas que se han tirado por la ventana antes de que llegara la autoridad competente a ponerlas de patitas en la calle. No podían pagar el alquiler y no eran del tipo de personas que cogen sus bártulos y se van a okupar otra vivienda.
Dicen que el sufrimiento nos hace mejores, pero yo no comparto esa opinión: el sufrimiento nos hace peores, nos hace tontos y nos hace muertos, todo a la vez o por etapas. El sufrimiento y la ignorancia refuerzan el mal y alimentan el odio, que es una forma de sufrimiento. Cuando la gente sufre, busca un culpable, y siempre habrá quien esté dispuesto a indicarle dónde encontrarlo. El problema es que la causa de su sufrimiento no suele estar donde parece y el culpable indicado rara vez lo es. No está bien visto decir que la gente vota mal: hay que decir que todos somos muy listos y clarividentes y que somos agentes libres y que sabemos lo que hacemos. Pero la verdad es que casi siempre votamos mal porque no hay una sola buena opción que elegir. Y además, nos ciegan el miedo, la codicia y el dolor. El dolor no purifica; encabrona y es muy mal consejero.
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