Al menos en diez países europeos continúan las protestas de las gentes del campo. En España, los pequeños transportistas (autónomos y pymes) han detenido su actividad durante un par de días para apoyarles. Oímos decir que las movilizaciones están perdiendo fuelle, lo cual (no que ... pierdan fuelle, sino que se diga) podría anunciar una progresiva retirada de oxígeno; o sea, de atención. Y es que los medios audiovisuales, periódicos, webs de noticias están ahora engolfados en la amnistía, que ha recibido todo un balón de oxígeno y es un tema de ida y vuelta: va y viene sobre las olas de la actualidad, va y viene entre adversarios políticos como una pelota, como un proyectil, como una patata caliente y como el golpe que se le da a la piñata, a ver si suelta su dulce cosecha, que la mayoría de las veces es amarga.
Publicidad
Cada partido intenta darle todos los golpes posibles al adversario, pero de vez en cuando mete un gol en su propia portería; y si no, como los adversarios siempre van a querer mandar la pelota de vuelta y lo consiguen muchas veces, el público, por una cosa o por otra, se queda en un estado de división similar al que existía. Todas estas minucias del ataque y el contraataque pueden enfervorizar a unos pocos, pero a la mayoría nos aburren soberanamente, y de vez en cuando nos enoja la mezquindad del juego. Nos interesa más la situación de los agricultores, pues si a ellos no les gusta (ni les compensa) lo que les pagan, a nosotros, los sufridos consumidores, empieza a resultarnos insoportable lo que pagamos.
Cuando agricultores y ganaderos protestan, los políticos de cada país hacen lo posible por reforzar la idea de que hay competencia desleal, y está al sur, o más lejos y en todas direcciones. Prometen no apretar tanto con la legislación medioambiental, en lugar de ir a las causas del problema. ¿Quién importa de países donde la producción es más barata y la protección de la salud del consumidor no cuenta demasiado? ¿Quién abre los mercados europeos de par en par a esos productos que no cumplen las garantías impuestas a los alimentos cultivados en la UE? ¿Quién pone las normas, los trámites, las trabas, las condiciones? ¿Qué hacen los políticos aparte de decir que los tomates de acá son imbatibles y los de allá son insípidos? El tema de la amnistía tendrá sus consecuencias en las elecciones (y en otros escenarios), pero el día en que los países de donde importamos las legumbres, los cereales, la carne tengan una crisis de producción, o que el transporte internacional se averíe, nos pasará lo que nos pasó con las mascarillas que no éramos capaces de fabricar en casa. Claro que lo de la comida es aún peor. Siempre se ha dicho que con la comida no se juega, pero los 'lobbies', los inversores y los políticos juegan con todo.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.