Para viajar a otros planetas no hace falta solo una nave. Tal vez Elon Musk crea que sí porque tiene un ojo muy competente y atareado puesto en la tecnología, pero acaso tenga un ojo ciego para la biología, como indican los estropicios que su ... obsesión por llegar a Marte han causado en la Tierra (la mayoría en Hawthorne, California). Es preciso saber qué le pasa a nuestro organismo en las condiciones del espacio exterior, contrarrestar los efectos de la radiación y la microgravedad. Ya sabían los científicos que escapar de la atmósfera terrestre era malo para los huesos, los ojos y el corazón; ahora saben, tras un estudio con ratones (también son terrícolas), que eso no es nada comparado con lo que les pasa a los riñones. Quien esté suficiente tiempo ahí afuera necesitará una máquina de diálisis de por vida. Las condiciones que nos permiten vivir, prosperar y reproducirnos están aquí, en la Tierra, porque aquí ha nacido nuestra especie, aquí ha evolucionado; aquí existimos como parte de un conjunto complejo de piezas interrelacionadas, un equilibrio peculiar que nos favorece. Salir de la Tierra sólo sería posible si pudiéramos reproducir la Tierra en una nave, en otro planeta, en una estación espacial.
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Se acaba de aprobar la Ley de Restauración de la Naturaleza en Europa y, a pesar de que es una ley, según dicen, un tanto descafeinada, hay quien se opone porque le parece demasiado todo lo que no sea nada. ¿Es buena idea destruir la casa viviente de la que formamos parte para intentar irnos a Marte a vivir en condiciones inhumanas, tal vez a morir? ¿Somos parte de la Naturaleza lo mismo que lo es la bacteria del tifus? Ya no basta con conservar los entornos naturales; necesitamos restaurar los que hemos degradado, pues hemos hecho un buen trabajo de destrucción. ¿Quién podría oponerse a una medida beneficiosa, necesaria?
Puede haber diferencias sobre cómo aplicarla, pero ¿qué clase de personas les dirían a los agricultores que les perjudica proteger aquello de lo que dependen (dependemos) para sobrevivir? ¿Qué clase de gente compara la Ley de Restauración de la Naturaleza con la matanza de gorriones en la China de Mao, que fue todo lo contrario y causó el efecto contrario del que buscaba, ya que consiguió una plaga de insectos y una hambruna precisamente por no tener en cuenta a la propia Naturaleza, su funcionamiento y su integridad? Desmoraliza ver cómo las luchas partidistas se alimentan hasta con la materia que debería sostener el mayor de los acuerdos. En la mirada de quienes solo ven de cerca, o solo una parte de la realidad muy recortada por sus intereses, sus beneficios y sus obsesiones personales, nada es imprescindible si lo pueden utilizar en el corto plazo, el único plazo que para ellos cuenta.
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