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De veras, amados líderes, vais a reconstruir? ¿Literalmente, exactamente eso: rehacer lo que el agua deshizo? Pues si no tenéis pensado levantar palafitos en la zona destruida por la dana y vais a impulsar que se recomponga lo roto, se reedifique en los mismos lugares ... a imagen y semejanza de lo dañado, lo que haréis será organizar el próximo sacrificio. Vendrá la siguiente inundación, tarde o temprano, y traerá la catástrofe, pero esa catástrofe la habrán preparado quienes permitan, manden, pongan el dinero para que las casas se coloquen donde la riada pasará otra vez llevándose vidas y bienes. Del mismo modo, quienes hasta ahora han planificado, o más bien improvisado, el desarrollo urbano de las zonas inundables, quienes han ofrecido a la población viviendas y locales allí donde era seguro que resultarían dañados, han preparado la tragedia que se vive hoy en el este y el sur de la península.
Después del capítulo de la emergencia y el terror, llegan otros más lentos, no menos atroces: los de las consecuencias a corto, medio y largo plazo. Pero además, mientras escribo estas líneas, se anuncia una segunda dana. La Aemet ha localizado el riesgo entre el delta del Ebro y el cabo de la Nao (Castellón, Valencia y norte de Alicante). No hace falta 'creer' en el cambio climático para saber que en las zonas donde se producen terremotos la arquitectura tiene que adaptarse a los terremotos, y en las zonas donde se producen inundaciones periódicas, la arquitectura y el planeamiento urbano han de tenerlo en cuenta. Según parece, nadie ha previsto nada en las riberas del Turia desde 1957, y probablemente tampoco en las de ningún otro río entre los Pirineos y la desembocadura del Guadalhorce.
«Me apuesto mi sueldo a que este invierno veremos otro evento climático extremo en la misma zona porque el mar Mediterráneo tiene temperaturas de récord», dijo hace seis días el científico Fernando Valladares. Los científicos trabajan con la hipótesis de que el cambio climático global acentuó la magnitud de las inundaciones del 29 de octubre, y parece que los datos confirman el supuesto. En una entrevista el domingo, Fernando Valladares explicó que el calentamiento global lo está cambiando todo en todas partes, pero no de la misma manera. «En cada lugar el cambio climático tiene preparado su menú», dijo. ¿Y en Euskadi? En Euskadi, explicó, la subida del nivel del mar está dejando fuera de juego los puertos que no están preparados. Por cierto, suplicó, rogó que no se construya el Guggenheim de Urdaibai. «La ría tiene que ser ría», afirmó. Y sí, es fácil entender que dejarle espacio al mar, al agua, a los mecanismos naturales, es imprescindible para que los desastres evitables se eviten. Ah, pero...
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