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El sábado fue el Día Mundial del Alzheimer, ayer fue el Día Mundial de la Investigación contra el Cáncer y el lunes el fiscal general del Estado de California presentó una demanda contra la petrolera ExxonMobil, a la que acusa de haber financiado durante décadas ... una campaña que es un engaño. ¿Y por qué habría de querer ExxonMobil engañar a la gente, y qué tiene esto que ver con el cáncer y el alzheimer? El lector ya habrá atado los cabos, trazado las líneas que unen las tres cosas y el cuarto elemento no mencionado todavía: los residuos plásticos. Rob Bonta, fiscal general de California, describe la situación como «crisis de los residuos plásticos». Y ha encontrado evidencia de que existe una responsabilidad punible por parte de ExxonMobil, que ha estado promocionando el reciclaje como solución a la enorme cantidad de basura indestructible que generamos (que generan), sabiendo que la solución no es tal, que es demasiado cara, compleja y difícil para serlo. Entonces, lo que ha hecho la industria es agravar el atolladero en que se encuentra la humanidad, con un ambiente saturado de plásticos de todos los colores y tamaños, incluidos los tamaños microscópicos de las partículas que se cuelan en la maquinaria más sutil de la vida.
California, ese lugar que, junto a Nueva York y algunas otras ciudades, estados, regiones y carreteras estadounidenses forma parte del paisaje cultural y sentimental de tantos no estadounidenses, está abriendo un camino en el que se encuentran las indicaciones para exigirle a la industria que responda de sus acciones. Este mismo mes, un equipo de investigadores españoles ha publicado un trabajo en el que revelan que en los pulmones y el sistema digestivo de las aves de ciudad hay fragmentos microscópicos de poliéster, polietileno y similares. Las aves urbanas son el canario en la mina, pero no el único. Se han encontrado microplásticos en todos los ecosistemas, en miles de especies y en varios órganos humanos, incluido el cerebro. Los microplásticos están en lo que comemos y bebemos. Es difícil probar que tengan relación directa con un daño determinado, sobre todo porque hay otras partículas contaminantes con las que compiten como posibles culpables. Pero también es difícil creer que todas esas partículas, que ademas se combinan entre sí, no tengan alguna relación con el aumento del cáncer y las enfermedades neurodegenerativas, especialmente en la gente de menor edad.
Solo el Estado puede elaborar leyes que nos protejan de esta amenaza, hacer que se cumplan y fomentar la investigación científica. Un Gobierno que no se tome en serio tales cuestiones, que no las vea, es tan peligroso como ExxonMobil engañando a la gente.
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