La especie más fatua del planeta es el 'homo sapiens'. También es cierto que somos la única con capacidad de padecer este ridículo defecto. En cuanto a las otras especies humanas que pisaron la Tierra, nunca sabremos si se consideraban el centro del mundo o, ... cada una de ellas, la única con inteligencia y sabiduría. Si, como Sócrates, supiéramos ante todo que no sabemos, se nos podría perdonar la presunción del apelativo: 'sapiens'. Pero abundan quienes creen que lo saben todo, o tanto como para colocarse por encima del bien y del mal, y hasta hay quienes creen tener en sus manos un poder de creación y destrucción similar al de los dioses. Suelen destacar más bien en el segundo.

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No faltan las comunidades de creyentes que se proclaman herederas de un Dios colérico. Todos los días asistimos a hazañas de destrucción espantosas. Hay jefes, líderes y tiranos que ejercen un derecho de vida y muerte sobre sus súbditos o sobre las poblaciones a las que atacan o sobre ambos, pero devolver la vida a los muertos, eso no pueden hacerlo. Estamos aún muy lejos de ser como dioses. Nuestra inteligencia, en conjunto, tampoco es tan grande como para controlar los poderes que hemos ido desarrollando gracias a nuestra especialización, dentro del reino animal, como productores de tecnología. La tecnología aplicada a la guerra recibe montañas de dinero, las tecnologías de la comunicación amplifican y extienden fuerzas, dirigidas o ciegas, que con frecuencia distan mucho de ser inteligentes. Conectados, formando masas o formando redes, moviéndonos como cardúmenes, respondemos a llamadas misteriosas y a mensajes burdos.

Llamativo es que, de nuevo, hayan detenido a un hombre merodeando por los alrededores del sitio donde Donald Trump daba un mitin. Iba cargado de armas, tecnología para la muerte. Parece que el primer atentado puso sobre Trump una señal, convirtiéndolo en trofeo de caza, y cada nuevo intento fortalece la marca y acrecienta el valor de la pieza. Los agresores o presuntos agresores actúan solos, pero responden a la fuerza del ejemplo, al deseo de emulación, al mensaje de la posibilidad y al espectáculo de la violencia. La violencia de la guerra, masiva, convencional, dirigida y organizada, que puede ser declarada ilegal sin que ello tenga ningún efecto, es, según comprobamos una y otra vez, inevitable bajo ciertas condiciones. Dos no riñen si uno no quiere, pero por Dios que si los dos quieren, la riña va a ser grandiosa en sus proporciones y miserable en sus proporciones morales, como es la mayor parte de la guerra. ¿Para qué cometió Hamás las atrocidades del 7 de octubre? Para que Israel respondiera como sabía que iba a hacer. Cuando seamos inteligentes, eliminaremos las condiciones que dan lugar a la guerra. Hay personas inteligentes, pero como especie somos bastante tontos.

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