Alos médicos se les paga poco, se les hace trabajar más horas de lo razonable y se les obliga a ver más pacientes de los que pueden atender durante el tiempo asignado. Eso tiene malas consecuencias para la práctica de la profesión y para la ... salud de los profesionales. Pero hay además riesgos inmediatos, verdaderamente traumáticos. Según contaba ayer EL CORREO, en el Policlínico de Foggia, en la bella región de Apulia, un joven, presa de furia indomable, zurró a tres enfermeros usando tanto los brazos como las piernas. Parece que no necesitó usar la cabeza. Para detenerle (en los dos sentidos de la palabra) tuvieron que intervenir los Carabinieri. Y para darle consistencia y espesor al tópico que describe a los pueblos del sur como gentes de sangre caliente, los fogosos habitantes de Apulia han convertido el Policlínico de Foggia en escenario habitual de lamentables tragicomedias.

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El miércoles pasado, o sea, hace siete días, médicos y enfermeras se vieron obligados a encerrarse en una habitación, suponemos que hasta la llegada del séptimo de caballería; es decir, de los Carabinieri. Se les había muerto una paciente de 23 años en la mesa de operaciones. Los familiares y amigos de la difunta querían víctimas propiciatorias y chivos expiatorios, como si, por debajo del catolicismo tan arraigado en aquella península algún viejo dios vengativo pidiera sangre. Médicos y enfermeras tienen en Italia sueldos más bajos que en el resto de Europa y, cómo no, jornadas interminables. Fuera de la UE, los médicos residentes le alegraron a Rishi Sunak sus días de primer ministro con una huelga, altamente estimulada por el deterioro del servicio de salud británico. En Euskadi, una de las comunidades de España con mejor servicio de salud, la pérdida de calidad y los problemas de masificación acumulados durante la gestión de las pasadas administraciones del PNV se han convertido en el gran reto que va a superar, según nos cuenta, la actual Administración del PNV.

No son algo desconocido las agresiones al personal médico por estos lares, pero en Italia los lares y los penates andan muy revueltos. A grandes males, grandes y drásticos remedios. El presidente de la Federación Nacional de Colegios Médicos, Filippo Anelli, quiere al Ejército en los puntos calientes como el hospital de Foggia. Y el Dr. Ludovico Abbaticchio, representante de un sindicato, quiere que les permitan portar armas. No sé si es adecuado, pero es comprensible que los médicos no quieran llevar su sacrificio hasta las últimas e irrevocables consecuencias. El partido de Giorgia Meloni ya tiene una propuesta: dejar sin sanidad gratuita durante tres años a quien agreda a un sanitario. Vistas las anteriores, esta destaca por lo razonable.

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