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La historia veloz de los últimos cien años (década más, década menos) nos ha llevado del 'agitprop' a la agitación perpetua, de la agitación de las masas a la agitación masiva teleguiada. «Sánchez agita la campaña», rezaba ayer un titular de este periódico. Las campañas hay que agitarlas como si fueran cocteleras para influir y brillar. Lo hace Pedro y lo hace Pablo, lo hacen Irene y Yoli, amaga Alberto y en ello está Alvise, experto en bulos. Fue Alvise quien publicó, en los trágicos días de la pandemia, que Manuela Carmena había recibido un respirador en su domicilio. El Juzgado de Primera Instancia número 59 de Madrid ha comprobado que la gran noticia era, ante todo, una gran mentira. Ahora este personaje tiene un partido para acabar con la corrupción del mismo modo que Pablo Iglesias cambió el sistema.
Otra cosa muy agitable son las redes, todas las redes de la Red sobre las que se pueda actuar directa o indirectamente. Las de noticias han de estar en perpetua combustión. No hay material demasiado explosivo o estrafalario en la lucha por captar la atención del público. Los adictos a las redes sociales viven en estado de perpetua inquietud. Tratándose de esta clase de redes, la palabra agitar se queda corta. Habitualmente se incendian, y la magnitud del incendio es difícil de medir por el gran uso de la exageración que caracteriza la escritura efímera de internet (siempre se dirá 'incendio', aunque haya habido apenas unos fuegos artificiales).
Toda campaña electoral es una campaña militar, y cada mensaje es moldeado por quien lo transmite, y también por quien lo emite, para hacer de él un arma. Ni el más astuto puede evitar, sin embargo, dejar flancos descubiertos y alimento para la imaginación. Estos fenómenos paranormales suceden y se suceden con la velocidad que exige el combate. Los periodos preelectorales son guerras crueles (en algunos países, cruentas) y quienes se enfrentan en singular combate no se perdonan una. ¿Qué escondía o revelaba el señor Feijóo cuando dijo o no dijo lo que dijo tras ser preguntado sobre la posibilidad de una moción de censura contra Sánchez con tales y tales votos? Trascendental cuestión. Poco oímos sobre las políticas europeas, las leyes europeas, sus instituciones, y mucho sobre las intenciones ocultas de la política nacional. El ambiente está agitado pero la mezcla lleva demasiado gas. No abunda la información relevante, no es visible. Además, el juez García Peinado acaba de entrar en campaña o, mejor dicho, ha vuelto a entrar, dando un sonoro golpe al cerrar la puerta. No parece que tuviéramos a la vista unas elecciones europeas. Solo se ven las luchas de poder de siempre arruinando unas elecciones y tapando la idea (y la realidad) de Europa.
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