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Hay un malentendido en la felicidad de Matthieu Ricard, el hijo de Jean-François Revel y monje budista. Uno parecido al de Oriana Fallacci cuando se permitió en la introducción a la entrevista a Cayetana de Alba una hiperbólica licencia: «Su sangre es más azul ... que todas las sangres azules de la tierra. Si ante la puerta de un ascensor se encontraran Isabel de Inglaterra y la duquesa de Alba, aquella debería cederle el paso». Lo increíble es que la licencia cuajó como verdad y se ha vuelto a repetir en el funeral de Isabel II. Matthieu Ricard no dijo ser el hombre más feliz de la tierra, fue cosa de un documental («el mayor chiste de mi vida, el típico enredo periodístico»). Por suerte el monje no es español. Lo habrían breado por ser el hombre más feliz. Agustín de Foxá tenía éxito, era aristócrata, rico, diplomático, tenía una mujer guapísima… «Mucho, ¿verdad? Ya he empezado a hacer correr el rumor de que tengo una úlcera de estómago».
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