Hay quien se acuerda de Madeleine Albright por lo de que «El infierno tiene un lugar reservado a las mujeres que no apoyan a otras mujeres». Otros se acuerdan de ella (y de su madre) por esto: «La muerte de 500.000 niños iraquíes era ... un precio que había que pagar». Otros recuerdan a la secretaria de Estado con Bill Clinton (la primera mujer) por sus apariciones en series de televisión ('Las chicas Gilmore', 'Parks and Recreation' o 'Madam Secretary', 'as herself', o sea, como ella misma).

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A mí me gustaba cuando decía que siempre daba su bolso a un asistente porque así podía llegar a los sitios «balanceando los brazos como un hombre». Sacudirse el bolso de encima es un signo de libertad. Los broches en la solapa, de los que hacía exhibición, no quitan la libertad de ir cargando con un bolso. Pero no le gustaba parecer un hombre. «Que llevemos pendientes no significa que no podamos pensar». No lo parecía, aunque le gustara balancear los brazos.

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