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Siempre que hablamos de «la juventud» hay que ver si nos referimos a una época de la vida o a un grupo de población. O tal vez al concepto y su evolución en la Historia. Es una palabra muy usada y muy llena. La juventud ... suele ser vista como origen de grandes males, así como en otro tiempo lo fue la mujer (la mujer, ese universal fantástico y peligroso...). Allá por el siglo XIX los jóvenes protagonizaron el movimiento romántico y sus extravagancias; en el XX, la contracultura de los años 60 y 70, cuando Bob Dylan cantaba que los tiempos estaban cambiando. La juventud de nuestros días ya no es la protagonista de un cambio cultural de gran envergadura que trascienda fronteras y clases sociales. Si el papel de los jóvenes fue importante bajo la influencia del existencialismo y otros movimientos afines, lo fue aún más cuando llevaron a cabo la revolución de las costumbres que le cambió la cara al siglo XX. Para ello formaron aquella amplia corriente que todo lo cambió, salvo eso sí (eso no) las sólidas bases del capitalismo, fortalecidas muy pronto con nueva mercancía. «Juntaos todos, estéis donde estéis, y admitid que las aguas han crecido a vuestro alrededor y admitid que pronto estaréis calados hasta los huesos», cantaba Dylan.
Pero pasó el tiempo, Dylan cambió y se adaptó al sistema y se adaptó el sistema, el cual ciertamente se revolucionó y ganó velocidad hasta el punto de que hoy se está comiendo el mundo para convertirlo en ropa, coches y circuitos electrónicos. A consecuencia de las transformaciones que sucedieron a otras transformaciones, la juventud occidental tiene menos peso en ellas a cambio de tener más peso en Internet. Su papel es notable en las tendencias de consumo en una época en la que todo se consume: las drogas de diseño y la oferta política, el ocio y las ideas, las marcas deportivas y los deportes. Sería muy fácil decir que hemos pasado de las letras de Dylan a las letras de Mike Towers, dominadas por dos grandes inquietudes existenciales: echar un polvo y ser el más chulo del barrio.
Pero ni la juventud de los 60 era un ejército homogéneo con uniforme hippy ni hablamos siempre de lo mismo cuando hablamos de «la juventud de hoy». Están los jóvenes que organizan solo botellones y los que organizan batallas campales, los que defienden el movimiento LGTBIQ y los que encarnan el machismo más sórdido, los que se dedican al arte y los que abren tiendas virtuales, los que se apuntan a Fridays for Future y los que queman rueda y gasolina. Jóvenes han sido los magnates de las empresas tecnológicas y parecía que iban a serlo para siempre, como sus jóvenes industrias. Pero el tiempo hace que las cosechas maduren y envejezcan. Todo lo cura el tiempo, y lo mismo cura la juventud que la vejez.
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