Suicidio infantil

De la misma edad que Edmund son (respecto a una, por desgracia, era) las gemelas suicidas de Sallent (Barcelona). También escogieron tirarse al vacío, matarse contra el suelo, en este caso desde el balcón de su cuarto en un tercer piso. Leila y Alana, dos niñas argentinas. Leila permanece en estado grave en el hospital. Alana, la fallecida, se sentía un chico; se había cortado el pelo y quería ser llamada Iván, pero por burla la llamaban Ivana. El colegio no activó el protocolo de acoso, pero parece que ha quedado claro que las acosaban y que ese es el motivo del suicidio: a las dos por ser argentinas y su manera de hablar, y específicamente a Alana/Iván por querer ser lo que la naturaleza no le había concedido. Cruel y despiadado, como es frecuente en las relaciones infantiles. Si algo de conciencia y discernimiento albergan esos menores estúpidos que les hicieron la vida imposible, llevarán encima sobre el resto de las suyas el efecto de su atrocidad.

Del triste suceso impresiona todo, pero de un modo especial la unión entre las gemelas. Esa conexión mental entre gemelos que en algunos casos llega a extremos y detalles que lindan con lo fantástico o paranormal. Leila no quería morir, pero por solidaridad con su gemela, que ya no aguantaba más, acompañó a esta en el viaje a la muerte.