Respecto a los premios literarios, o de cualquier tipo, solo hay dos posibilidades: te lo dan o no te lo dan. En el Nobel de Literatura es quizá más conocida la lista de eternos candidatos al mismo que no lo recibieron, que la de los ... agraciados. Borges bromeaba cada vez con que también ese año se cumpliría la tradición de que no se lo dieran. Los eternos candidatos en realidad no lo son, claro, y la muerte termina con la espera, como sucedió con el propio Borges, Javier Marías, Philip Roth, Cormac McCarthy o Milan Kundera. No estaría mal que alguno de los célebres escritores, ya añosos, cuyos nombres siempre se barajan como posibles ganadores del más famoso (y bien dotado) galardón de las letras, lo recibiera de una vez antes de que se lo lleve la parca. Joyce Carol Oates, Ismaíl Kadaré, Salman Rushdie o John Banville están en ese caso.
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Me ha venido a la cabeza el tema del Nobel de Literatura por un reciente artículo de Óscar Beltrán de Otálora en el que escribía sobre 'Holly', la nueva novela de Stephen King. Y trataba también del deseo de sus numerosísimos lectores de que un autor con una obra tan enorme y tan acompañada por el éxito, sea merecedor del Nobel. Creo que quien ha escrito una novela como 'El resplandor' queda avalado para esa petición.
Pero el Nobel se mueve por consideraciones a veces políticas (pesó sobre Borges su tibieza inicial con Videla, y a favor de Winston Churchill su eficaz liderazgo en la guerra) y otras hacia nacionalidades poco visibilizadas (el nigeriano Wole Soyinka). Y quizá King es demasiado popular para ser considerado una vaca sagrada de la literatura por la Academia sueca. Pero también lo es Bob Dylan, y se lo dieron por las letras de sus canciones asimiladas a poemas. Fue criticado por excesivo aquel Nobel al bardo de Minnesota, que por cierto a Stephen King le pareció muy bien.
El Nobel de Literatura no asegura la posteridad de un autor ni de su obra; quién lee por ejemplo hoy a Jacinto Benavente. Y al revés, a John Steinbeck no le hizo falta el premio, que recibió mucho después, para que 'Las uvas de la ira' le reportara fama y prestigio. Pero desde luego otorga una proyección internacional. Sin conocerlas por el Nobel, no habría leído a Svetlana Alexiévich o a Olga Tokarczuk, dos grandes autoras de no ficción y ficción respectivamente.
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Dentro de poco se desvelará quién lo recibe en 2023. El Nobel de Literatura se falla siempre el primer jueves de octubre, que este año es el día 5. Quizá sea para Rushdie. Sería adecuado por la calidad de su obra y porque la resistencia contra la barbarie le ha costado un ojo de la cara.
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