![Insomnio y adivinación](https://s2.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202104/30/media/cortadas/moreno30-kYmH-U140215595550z0E-1248x770@El%20Correo.jpg)
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Para el tenaz insomnio, mi madre aconsejaba con fervor un transistor bajo la almohada si eras viuda, o si aún vivía tu marido, cosa poco probable entre las de su generación, prescribía lo mismo, pero con auriculares. Ahora que alcanzo la edad que ella tenía ... cuando no podía dormir, me acuesto con las ondas y me levanto con ellas sin que me haga efecto el remedio. La culpa es de la programación nocturna, y de la sustitución de aquellos programas en los que la melancolía de los demás apaciguaba la nuestra; entre tertulias alborotadas y el negocio del futbol, las parrillas de los insomnes se han desprotegido y es imposible dejarse ir a un sueño que no esté poblado de alzamientos republicanos con balas perdidas, o visiones recurrentes de agujas infiltrándose en brazos polimórficos.
Aconsejada por una amiga recurrí a Internet, donde hay abrevaderos para todo tipo de sed. Allí di con una pitonisa de acento andaluz y nombre planetario que manejaba el arte de la adivinación con gracejo y mucho morro. La mujer, previo pago de una tarifa telefónica casi de psicoanalista, sometía a Virgo, Libra, Sagitario o Tauro a una serie de preguntas relevantes en torno a un imaginario corte de baraja. ¿Izquierda o derecha? , preguntaba a Piscis para que eligiera un montón. ¿Morena o rubia? ¿Plata u oro? Y se escuchaba el aleteo de los naipes como si la dama hubiera hecho un cursillo de croupier. El oráculo manejaba el arte del verbo vacío casi como los políticos y en sus comentarios daba tales patadas al diccionario que pensé que la RAE iba a ponerle una demanda. Los clientes, ajenos a lo gramatical, largaban penas que la pitonisa hacía suyas, haciendo equilibrios para conseguir, ni iba ni venía, ni carne ni pescado, ni poco ni mucho, sino todo lo contrario. Fascinada, me quedé en modo lelo escuchando las profecías y vaticinios de la profesional. Toda la conversación tenía un aire de intimidad de cuarto de estar, casi de confesionario y giraba sobre un eje que iba desde el viejo amor perdido, la ansiedad de, si el maromo que tenía a otra, o si por fin podrían llegar noticias de la herencia esperada. También estaban la salud, los nervios y las angustias. Cuando el asunto decaía la pitonisa fabulaba hipótesis y el o la clienta hacía una pregunta. ¿Qué sentimientos ha tenido Aries ante Géminis?, preguntaba en pleno revoleo de cartones.
Ni rastro de repúblicas, extremas derechas, extremas izquierdas, fichajes millonarios de ellos, ellas, elles o anheladas vacunas. Un oasis de radio clásica con temática esencial ; salud, dinero y amor. Me dormí y cuando amanecí me fui a informarme sobre el negocio. Quizás esté a tiempo de pedir trabajo en ese quiosco que al parecer tiene en nómina a unos 70 adivinadores en un pueblo de Sevilla de 2.000 habitantes retorciendo la realidad.
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