Monstruos celestiales

Pero el mejor de todos ellos es, sin duda, Eno Alaric, un tipo conocido como el nuevo Nostradamus o el Viajero del Tiempo, que lanza vaticinios de catástrofes que asolarán el planeta en mayo y junio del presente año. Mayo se le ha agotado prácticamente. Solo le quedan tres días hasta el miércoles para que nos caiga encima el tsunami que ha predicho y que será superior a todos los hasta ahora vistos o ese singular chaparrón de ovnis que nos va a dejar acogotados. En caso de que fallen las profecías de Alaric, tendremos el consuelo del intenso programa de festejos que nos ha organizado para junio: el día 12 un terremoto resquebrajará California y abrirá una sima de la que brotarán especies que se creían extintas; el día 14 una docena de personas recibirán superpoderes irradiados por una inmensa tormenta; el día 18 siete alienígenas llegarán a la Tierra procedentes de un agujero de gusano intergaláctico. Alaric es un 'tiktoker' que viene del futuro, del año 2671 concretamente, y lo que más me gusta de su caso es que le ha mojado la oreja al pobre Bill Gates. Al lado de Alaric, la profecía del magnate americano según la cual la inteligencia artificial se comerá a Google y a Amazon se ha quedado como cutre, como tiñosilla y de chichinabo. ¡Qué nos importan Amazon y Google!

Uno, al parecer, es muy raro, sí. Uno es que piensa que las verdaderas catástrofes que de verdad debemos temer los humanos no son tan espectaculares ni coloristas sino más bien pequeñitas y modestas. Un cáncer, un infarto, un accidente de tráfico, el despido de un trabajo… se producen a la escala minúscula de un solo terrícola pero son suficientes para destruir todo su mundo con tanta eficacia como un Apocalipsis. Ésas son las noticias a las que debemos temer: las que nunca saldrán en los periódicos ni en las televisiones ni en los vídeos de Tik Tok. Su dimensión no ocupa titulares, sino que se reduce al ámbito privado. Su efecto no es ruidoso sino silencioso, mudo, sordo.