Como el pie de Nadal es más importante que 'La rodilla de Clara', al hombre le preguntan por ello. Por lo que se ha tenido que inyectar para dormir el dolor y el pie. «Pero, vamos, que me da igual no tener sensibilidad; para mí ... es La Habana porque paso de ir cojo a jugar sin dolor». Jamás había escuchado o leído señalar La Habana, cochambrosa pero bonita, como un paraíso. Claro que tampoco el Viejo San Juan, tan bonito, pero sin desconchados ni sátrapas.

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Lo usual en estos casos es Disneylandia. O Jauja, que, pese a ser un pueblo real cordobés, es un paraíso imaginario que ideó López de Rueda (1510-1565) donde la gente cobraba por dormir, los árboles daban buñuelos, los merengues y natillas se fundían con lonchas de tocino y las calles estaban pavimentadas con yemas de huevo. Ahora todo eso, salvo lo de dormir cobrando, me parece un asco, pero eran otros tiempos, que diría Plácido Domingo. ¿La Habana como tierra prometida? No sé, Rick.

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