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Inés Arrimadas en el Parlamento vasco. IGOR AIZPURU
El gorgorito

El gorgorito

Inés Arrimadas se acaba de pegar un batacazo que tiene mal remedio

Domingo, 14 de marzo 2021, 23:23

En la canción española ha tenido tradicionalmente mucho peso, mucho predicamento, mucho aplauso el gorgorito. Se ha pensado siempre que una voz no era realmente una buena voz si no hacía piruetas y meandros, flexiones y extensiones, quiebros y requiebros. Y así se decía que ... Antonio Molina, 'el jilguero de Totalán', o Joselito, 'el pequeño ruiseñor', ponían mucho sentimiento cuando lo que más bien ponían era resistencia laríngeo-bronquial. Se confundía lo lírico con lo físico. Esto es así hasta el punto de que Joan Manuel Serrat y Montserrat Caballé alcanzaron la gloria gracias a que supieron lidiar con esa perversa confusión nacional y le dieron al gorgorito un buen baño de nuevo diseño barcelonés. El primero democratizó el gorgorito, le puso un aire paisano de barrio. La segunda lo aristocratizó con el fiato, esa técnica vocal y respiratoria consistente en sostener una nota en el aire sin tomar aire. Curiosamente, la última renovación del gorgorito ha venido también de esa metrópoli mediterránea con Rosalía, que pone en la copla española unas gotas de rap o de trap, y con Inés Arrimadas, que se estrenó en los platós de la política catalana con unos 'Suspiros de España' que causaban, en el resistente y sufrido auditorio del Partido de la Ciudadanía, la misma sobrecogida emoción que Estrellita Castro en la España en blanco y negro de los años treinta.

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