'Gastarbeiter'

En la década de 1960, Alemania se enfrentó a un déficit de mano de obra para la industria automovilística y la reconstrucción de sus ciudades. La guerra había arrasado el país y los aliados se habían llevado a todas las cabezas pensantes que quedaban. Las ... autoridades pusieron en marcha un programa llamado 'Gastarbeiter' o 'trabajadores invitados', para captar mano de obra esencial de otros países de Europa. Los primeros en llegar procedían de Italia, España, Turquía. Los españoles mayores de 60 años podrán recordar a Manolo Escobar en el Telediario cantando en las factorías de Volkswagen y vitoreado por la nostalgia de miles de emigrantes. Quizás entre aquellos trabajadores se encontraba el padre de Ugur Sahin o de su esposa, Oezlem Türeci, hijos de emigrantes turcos y descubridores de la vacuna contra el Covid que puede salvar al mundo. La política de inmigración está sobre la mesa de todos los gobernantes de países desarrollados. Evalúan el trozo de poder que perderán si le hincan el diente a ese elefante que amenaza con pisotear el césped de nuestros jardines. El 'Gastarbeiter' fue un programa cuestionado, igual que se ha cuestionado cuán abierta debería ser la política de inmigración de ese país que encabeza la economía europea y a donde se dirigen hoy nuestros jóvenes. Solo en Berlín se calcula que hay 17. 000 españoles que se conformarían con el salario y condiciones laborales de un diputado que toma café en el Palace y no ha hecho esfuerzo alguno por formarse para merecer su retribución, más allá de militar en un partido. Quizás alguno de esos chicos, o sus hijos, descubra, impulse o cree un proyecto que ampare su falta de cobijo emocional y sirva como revulsivo para que nuestros gestores se replanteen la política de emigración que se recrudecerá cuando se abran las fronteras.