Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Que me fije en los figurantes es señal de que no consigue interesarme una película nueva o de que una vieja no es como la recordaba. Me refiero a los figurantes que aparecen en los planos generales, sobre todo de ambiente urbano, que desplazan mi ... atención de los personajes colocados en una posición preferente. Me puede llamar la atención una mujer elegante o guapa que atraviesa el plano o todo lo contrario, alguien de aire anodino que habrá sido escogido por ello para formar parte de esa muestra de la multitud en una ciudad. Sobre todo en las películas con años, en los pocos segundos que aparecen como relleno del espacio, pienso cuando son mujeres y hombres de aspecto atractivo o que revela personalidad, si se trataba de aspirantes a actores que buscaban una oportunidad y no la consiguieron.
Hacia la atareada figuración en los planos generales de batallas mi atención es tiquismiquis. Especialmente en el barullo con armas blancas de escenas de acción medievales o de romanos, mientras los demás fingen con entrega trincharse a espadazos, siempre hay algún figurante que no hace nada y que está pasmado en medio del dinámico plano. A veces hay que engañar a los extras para que funcionen según la expectativa. En la secuencia de manifestación de 'Doctor Zhivago', la figuración madrileña salía corriendo antes de tiempo por el miedo a la carga de la caballería zarista. Como repetir más tomas era complicado, al final lo resolvieron jugándosela a los manifestantes: la caballería apareció de repente por una calle que no se esperaban.
En Hollywood, era truco de figurante ocultar en lo posible el rostro cuando la cámara pasaba por su posición en una panorámica o un 'travelling' en plano cercano. De este modo, el figurante no estaba quemado y podía cobrar otra sesión en una nueva secuencia. John Huston cuenta que en la parte de rodaje de 'La Biblia' en Egipto, con muchos extras, descubrió que de los dos dólares y pico de presupuesto para cada uno y comida, el intermediario se quedaba con casi todo y les daba unos céntimos y un cacho de pan. Otra cosa es cuando los extras lo son de modo involuntario y gratuito. Por veracidad, que solía coincidir con falta de presupuesto, era frecuente en el neorrealismo italiano que se rodara en la calle y fuera inevitable que los viandantes miraran con arrobo a la cámara, convirtiendo el realismo en derribo de la cuarta pared.
En la película de la vida y como parte de la sociedad, no parece una metáfora rebuscada verse como figurante al servicio de un guion que se desconoce y del que no está claro quiénes son sus auténticos protagonistas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.