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La primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, durante una comparecencia ante los medios de comunicación. EP
De fiesta

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No debería preocuparnos que una mandataria cante, beba y baile con unos amigos

Sábado, 27 de agosto 2022, 00:02

Una noticia ha eclipsado la guerra en Ucrania, la sequía, la crisis energética, la inflación, los incendios, las olas de calor, la amenaza china a Taiwán y la viruela del mono, por no seguir. Esa noticia estelar y neutralizadora de todas las restantes se ha ... presentado con tintes apocalípticos: la primera ministra de Finlandia, de 36 años de edad, estuvo de fiesta con unos amigos. Bailando, cantando y riéndose. Nada menos. ¿Cuándo se ha visto un escándalo semejante? Habría que remontarse a los tiempos del emperador Calígula, que era muy fiestero, para encontrar un parangón. No solo el neopuritanismo internacional se ha rasgado las vestiduras, sino que incluso algunos miembros de su partido se han echado las manos a la cabeza con el argumento de que pueden perder el voto de las personas mayores que ya no tienen el cuerpo para fiestas.

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