El postureo se ve. Está en todas partes. Es obvio. De hecho, si no fuera evidente sería frustrante, ya que la esencia del postureo, claro, es parecer ser más guay de lo que se es. Pero el postureo no es de ahora: es de siempre. ... Postureo es todo. En cierto modo, Lutxo, viejo amigo, la historia de la Humanidad es la historia del postureo social. Supongo que ya lo habrá dicho algún sabio antes que yo. Finges por conveniencia. Te adornas para mostrarte. Para que te miren y gustar. Para intentar aparentar ser mejor de lo que eres. Intentar aparentar ser. Esa es la cuestión.
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Tengo unos amigos de Madrid que, ahora que la Ayuso ha pasado por Pamplona, me mandan un mensaje y me dicen, como en broma: '¿por qué no os la quedáis allí una temporadita? Jeje'. Pero la Ayuso no es mala. Es postureo. Quiere gustar, como todo el mundo. Lo malo es que tienes que elegir a quién o quiénes quieres gustar. Porque, según a quiénes, el postureo es distinto. Opuesto, digamos. Eso lo entiendes hasta tú, Lutxo, viejo gnomo. Lo que pasa es que ¿realmente se elige? A veces sí, claro, supongo. O quiero suponer. Pero no sé. Yo no tengo la sensación de haber podido elegir mucho en esta vida. El agujero del que sales influye poderosamente en tu percepción de las cosas. Y si no tienes muchas luces y un criterio fuerte y temprano, es difícil educarse uno a sí mismo. Haces lo que se supone que tienes que hacer para ser guay. O sea, para gustar a quienes quieres gustar. Sin más.
Que acatamos órdenes, ya lo sabemos. Lo malo es que no sabemos de quién. Ayuso acata órdenes. Dice lo que tiene que decir. ¿A veces dice tonterías? Por supuesto que sí, Lutxo. Ella no ignora eso. No quiero citarla una vez más, pero ella lo sabe muy bien. Las dice porque las tiene que decir, punto. Porque se las dice a quienes quiere gustar. Pero ella no es la jefa de nada. Ella obedece como todo el mundo. No obstante, ¿podría llegar a ser presidenta del Gobierno en el futuro? Por supuesto. Eso no puede descartarse. A Feijóo no lo veo. Le falta algo. Pero Ayuso está ahí. Y va a lo suyo. Y entiende el postureo a la perfección. Y para triunfar en el mundo hay que entender bien el postureo.
Los que no entendemos el postureo, Lutxo, viejo y reseco endriago de los páramos, no tenemos nada que hacer en esta feria. Eso de confiar en la bondad de los extraños, como decía Vivien Leight en 'Un tranvía llamado deseo', está muy bien. Y todos lo hacemos. Si no queda otro remedio. A veces, funciona. No obstante, la noche de los tiempos es larga. Y la sed de justicia es al menos igual de larga. Tan larga como el postureo, claro, digo yo.
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