El Opus

El caso es que se acaba de publicar un libro sobre eso. Sobre el tema en cuestión. Sobre el Opus Dei. Se titula 'Opus'. Sin el Dei. Y tengo la intención de echarle un vistazo pronto, Lutxo, porque el autor, que no es español sino británico, se ha pegado cinco años observando al Opus Dei, quizá no a través del microscopio, pero sí con lupa, le digo. Y entonces, ¿qué te crees que me dice? Pues me dice que él ya se ha leído el libro y que está «empedrado de falacias». Literal. Yo no me creo que se lo haya leído porque acaba de salir y Lutxo no lee mucho, pero seguro que alguien le habrá dicho eso de que está empedrado de falacias. Él no suele usar ese tipo de lenguaje.

En cualquier caso, como decía antes, lo que más llama la atención del Opus es, de hecho, lo poco que llama la atención. En un mundo en el que, precisamente, lo que todo el mundo quiere es llamar la atención, no sé si me entiendes. ¿Me entiendes, Lutxo? No querer llamar la atención, hoy en día, es sospechoso. Parece que te ocultas. ¿Por qué te ocultas? ¿Tienes algo que esconder? ¿Hay cosas que preferirías que no se supieran? En fin, a estas alturas sería incluso perverso pretender ignorar que el Opus Dei ha suscitado suspicacias diversas desde sus orígenes. De modo que, al parecer, eso es lo que pretende este oportuno libro: desovillar con paciencia algunas de esas suspicacias. No se puede saber qué repercusión tendrá porque, todavía hoy y siempre, se pueden controlar las repercusiones (hasta cierto punto, claro), pero algo ya se está hablando.

Cuando hace unos días, en una entrevista a Gareth Gore, su autor, le preguntaron por este tema, dijo que la gente se está empezando a dar cuenta de qué es el Opus y cómo actúa, Lutxo, le digo. Y me suelta: la gente, no sé, pero el Papa argentino sí debe de olerse algo. No sé, pero lo que yo creo es que nos estamos olvidando de vivir despreocupadamente y es una lástima.