Buscando en el baúl de los recuerdos, dice Lutxo, cualquier tiempo pasado nos parece mejor. Eso dice. Y ¿cómo lo dice? Sin música y sin mucha gracia, así es como lo dice. Naturalmente, uno elabora sus fantasías sentimentales y políticas, en su mayor parte, inconscientemente. ... Pero bueno, estamos una mañana más ahí, en la terraza del Torino, Lutxo y yo, viendo pasar la vida, y le digo: incluso tus deseos, por llamarlos de alguna manera, Lutxo, viejo amigo, se amalgaman y conforman sobre todo de un modo inconsciente. Por no hablar de lo que intuyes, decides y haces. La mayor parte de nuestros actos son inconscientes, Lutxo, eso lo sabemos. Sin más, es así. Y no pasa nada: no se puede luchar contra ello.
Publicidad
Ahora bien, algún que otro acto consciente tendremos que reconocer que hacemos, ¿no? Como votar en una urna, por ejemplo. ¿Es un acto consciente votar en una urna? Puede que tampoco lo sea, dice él, bostezando. Y tiene razón, una vez más, el viejo y entrañable cenutrio: ni siquiera eso está claro. No obstante, finalizada la campaña catalana y con el telón de fondo de una gran cara de Netanyahu transformándose en la cara del demonio y otra gran cara de Putin transformándose en la de Iván el Terrible, se inicia, acto seguido, la campaña europea. No hay descanso para el vapuleado ciudadano.
Probablemente, lo único que conseguimos, generación tras generación, es incrementar el nivel de hiperrealismo del drama. El drama siempre está ahí porque somos un animal dramático y lo necesitamos. El hiperrealismo lo proporciona la extremada estilización de las nuevas tecnologías mediáticas. Pero que el nivel de esa mierda tenga que ser cada vez mayor, cada vez más estridente e inmediato, resulta fatal. Porque lo que ayer nos aterraba ya no nos aterra. Y cada vez necesitamos que nos aterroricen con algo peor. Los terrores tienen que ir siempre a más, esa es la cuestión. Ahora nos dicen que la ultraderecha erizada va a arrasar en las elecciones europeas. Más terror, Lutxo, le digo. Y me suelta: pues yo ya estoy harto de tanto terror. Y sí, todos lo estamos. Somos criaturas fantásticas: unas veces necesitamos el terror y otras nos hartamos de él. Y ahora parece que lo necesitamos, dice Lucho.
Sin embargo, yo creo que estamos todos hartos. Y que hasta los que avivan el terror están hartos. No pueden no estarlo, digo. Pero tampoco pueden hacer nada. Porque la máquina del terror ya está creada. Y no va a ser posible pararla, le digo. Y entonces me mira de soslayo: la máquina del terror, no sé, pero la de Eurovisión es una máquina de hacer dinero, dice. No se cansa de acertar.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.