Urgente Grandes retenciones en la A-8 y el Txorierri, sentido Cantabria, por la avería de un camión

Que nos encontramos en un momento de transición a gran velocidad hacia nuevas realidades inquietantes no es ningún secreto, Lutxo. Lo sabe todo el mundo. O debería. Si se lo preguntas a la IA, te lo confirmará sin rodeos. Pero eso, viejo amigo, no quiere ... decir que la vida haya perdido su belleza y encanto. Al contrario, cada vez somos más fantasiosos. Y según una frase de Schiller que salía en el crucigrama de hoy, «la fantasía es una perpetua primavera». ¿No es maravilloso? No obstante, el hecho de que cada vez seamos más fantasiosos y cada vez vayamos más deprisa causa vértigo, claro. Los que venimos de un cerebro educado en el siglo XX tendemos a pensar que tanta velocidad no puede ser buena. Tanta fantasía de la mente y tantos sueños. Y, a la vez, tanta exigencia, tanta ansiedad y tanta prisa.

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Que han cambiado los ritmos es evidente. Y que estamos intentando adaptarnos, también. Esta semana están pasando por Pamplona una serie de filósofos y artistas famosas y famosos, y en general no se muestran pesimistas con respecto al futuro, aunque prevén, eso sí, que nos dirigimos hacia un mundo más autoritario. Y probablemente más seguro. Menos libre. Cosa que tampoco parece ya preocupar tanto. ¿Libertad? Otra palabra que tendrá que redefinirse en breve. Pero la belleza es otra cosa. La belleza es la alegría de vivir: más sencillo imposible. Cada vez somos más fantasiosos. Y, de hecho, puede que ese sea el camino de la justicia, Lutxo, viejo gnomo, le digo. Y me suelta: Yo soy más de 'Al pan, pan y al vino, vino'. Y sí, vuelve a tener razón. Yo también lo sería si pudiera. Pero somos alteregos oponentes. No lo podemos evitar.

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